Van un par de cortitas:
En el Líbano estalló todo el jueves pasado con otro impuesto: a las llamadas de audio de WhatsApp. Sí, eso fue suficiente para mandar a todo el mundo a la calle como no se veía en 14 años. Saqueos a tiendas chetas y disturbios iniciales se calmaron de a poco para convertirse en sentadas y ocupaciones pacíficas del espacio público que atraviesan divisiones partidarias, sociales y sectarias (sí, en Líbano hay sectas todavía). Los reclamos de justicia y fin de la corrupción dispararon reformas (como reducir salario de políticos a la mitad, arrepentirse lo de regular WhatsApp y espiar menos a su población), pero no fue suficiente y se llamó a un paro general. En la calle se sigue reclamando que no era solo el impuesto, que es el reclamo por vidas dignas.
Mientras la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) mete un proyecto para crear el Ministerio de Alimentación, la UNNE encuentra glifosato en quienes viven en Resistencia y la Universidad de La Plata encuentra el glifosato está en todos lados.
En Teherán dejaron entrar a cismujeres a un partido por primera vez en 40 años. Las iraníes tenían la entrada vetada al estadio Nacional y fueron a ver a la selección calificar para el mundial. 14-0 contra Cambodia.
Salta la ficha en el barrio: Google se la pasa agitando progresismo y está bancando grupos de lobby y think tanks que son negadores del cambio climático.
1984 es ahora: A partir del 1 de Diciembre, los 854 millones de chinxs que usan Internet van a tener que escanearse la cara para "verificar identidad" antes de acceder a nuevos servicios.
Se juntaron 20 millones de musulmanes chiitas para Arbain, la mayor celebración del mundo.
Solo 20 compañías pueden ser responsabilizadas de más de un tercio de las emisiones de carbono desde 1965.